—¿Mamá cómo se hacen los poemas?
—Primero debes pensar en algo que te guste mucho,
y escribirle palabras bonitas.
—Pero dame un ejemplo.
—En la mesa de centro, junto al teléfono, hay un
libro de poesía, revísalo y tendrás una idea.
Corrió hacia le mesa de centro y encontró aquel
libro de tapa dura. Al abrirlo tosió un poco por el polvo que guardaban
aquellas amarillentas hojas. Comprendió el mensaje. Ya sabía cómo era un poema.
Él no perdió el tiempo, hizo la lista con cosas
necesarias para un poema.
—¿Inspiración? OK.
>>¿Papel? OK.
>>¿Lápiz? OK.
>>¿Palabras?…
palabras… —decía mientras golpeaba su barbilla con el lápiz grafito Nº 2—
palabras, palabras…
Puso su mano abierta sobre su lista, la empuñó y
creó una hermosa bola de papel que fue a parar al papelero junto al sillón. Fue
entonces cuando la idea llegó…
Todos se movían de un lado a otro para evitar
entrar al salón de clases, pero él corrió hacia el aula con la esperanza de
encontrarla dentro.
—Miss, —dijo tímidamente al entregar el papel—
esto es para usted
—Hola. El poema —ella, con su dulce voz comenzó a
leer en voz alta, para que el pudiera oírla— veamos.
>>El
Poema.
Cuando pienso
en usted
mi consola se
pone en pause
dejo de
pensar Call Of Dutty
también en
Minecraft
Usted es
bonita
y tiene
dinero
creo que
necesita un novio
tengo hambre —ella
sonrió y le regalo una mirada.
Yo sé que soy
pequeño
también sé
que no tengo auto
pero tengo
muchos legos
y quiero
compartirlos
No me diga
que no,
seguiré
insistiendo.
Y aun que lo
diga,
la seguiré
queriendo
—¿Le gustó? —preguntó él levantando las cejas y
parándose de puntitas.
—Esto, no es un poema, tal vez la última estrofa
sea algo parecido… pero no lo es —ella se agachó y besó su mejilla.
Él se sentó un poco confundido, y ella guardó
aquel trozo de papel como el recuerdo de su segundo día de trabajo. Comprendió
que había elegido la mejor profesión del mundo.
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