—Estoy seguro de que no has terminado lo que
tenías que hacer —dijo el padre de Angus en la entrada de su puerta.
—Que sabio eres padre mío —respondió Angus afinando la
cuarta cuerda.
—Angus, no bromeo. Suelta esa guitarra, termina
tus obligaciones y deja ya de hacer el tonto.
—Bueno, bueno, pero que lo sepas, algún día
cuando escriban mi biografía, tú serás el padre opresivo y peleonero que no
respetaba mi arte.
Angus y su padre se encontraron frente a frente
en la puerta y se desafiaron a una pelea, pero terminaron abrazándose, junto a
un <<te quiero>> y un <<yo también>>.
Su relación era de las mejores, Angus era un
chico excelente, tenía buenas notas, era responsable, era respetuoso y bastante
talentoso. Comenzó a tocar guitarra a los siete años. Su nombre no era
casualidad, su padre era un reconocido locutor y comentarista de rock, además
de ser columnista en diferentes revistas especializadas. Angus había aprendido
de él todas las historias y subhistorias que el rock había dejado. Y su nombre
provenía del famoso guitarrista de Ac/Dc, Angus Young.
Era el último fin de semana de vacaciones de
verano. Angus había pasado todo el verano tocando con tres bandas, y con una
estaban a punto de firmar un contrato de grabación, a sus cortos quince años
era el preferido de las cientos de colegialas que abarrotaban sus
presentaciones. Aun así, siempre buscaba entre el público, intentando dar con
Clara.
Clara, su vecina y alma gemela, había sido su
vecina desde que tenía uso de memoria, tenía un año más que él, aunque solo
fueran tres meses, iba un curso adelante, lo que para la difícil sociedad
escolar, era una barrera infranqueable. Si llegaban a salir juntos, en algún
momento le dirían a él que le gustaban las viejas, y a ella, que era una asalta
cunas.
Aun así, sus cómplices miradas y sus juegos
infantiles que siempre llevaban a largos y hermosos silencios, terminaron
formando en ellos una relación de eterna complicidad, ninguno de los dos podría
salir con nadie más hasta que ambos estuvieran juntos para declararle al mundo
su relación.
Xavier Thompson, un tipo brasileño de treinta
años, era un productor casi arruinado, que estaba consciente de que su carrera
se había ido a la mierda por sus excesos. Decidió darle al mundo una última
gran presentación. Se contactó con un amigo que se encargó del escenario y de
los equipos. Contactó a cuanta banda conocía y dio nombre a su frankeinstesca
creación. The Last.
Las tres bandas que tocaban con Angus lo
llamaron, estaban invitados al Festival The
Last, el último festival del verano, que prometía ser lo mejor de lo mejor,
un festival multitudinario con entrada liberada. Angus no tuvo tiempo de
responder, puesto que la primera banda en tocar era la que tenía con sus
compañeros de curso.
Las bandas menos conocidas irían antes, mientras
aún estaban armando el escenario. El padre de Angus se enteró del festival, le
pareció una de las mejores ideas que había oído.
—Papá, necesito que me lleves.
—No puedo hijo, tengo que ir a trabajar.
—Pero viejo, tengo que tocar.
—¿Dónde, si toda la gente estará en The Last?
—Ahí debo tocar –con su guitarra en mano Angus
comenzó a reír-
Se despidieron con un fuerte abrazo familiar de
su madre y esposa. Ella no quiso acompañarlos, le ponía inmensamente nerviosa
que Angus estuviera frente a una audiencia. Desde que comenzó a tocar en las
presentaciones escolares tenía miedo de que el público lo abucheara o le
lanzará tomates. Tomates.
El padre de Angus, tenía pases vip, entrevistaría
a todos y cada uno de los músicos, aunque fuera solo un par de preguntas cada
uno. Sabía que con eso, si algún día, alguno de los desconocidos llegaba a
tener éxito, recordarían que cuando no eran nadie, él les tendió el micrófono.
Ya lo había hecho muchas veces antes, muchos de los ahora grandes, habían
respondido sus preguntas aun cuando nadie más les acercaba un micrófono.
Cheques a fecha.
Al único que no entrevistaría seria a su hijo, él
más que nadie lo quería ver triunfar, pero no quería que tuviera un camino
fácil, no quería que por ser su hijo terminara en una banda plástica y sin
corazón, no lo quería ver pasados los treinta en un reality show conspirando
con otra estrella en decadencia para eliminar a una tercera. No. Si Angus
llegaba a la fama, seria por sus medios y su talento.
El primer acorde de The Last fue un acorde de Angus, un mal sonido, una mañana
calurosa, un escenario a medio armar y unas treinta personas frente al
escenario. Era lo que Angus siempre había soñado.
Su segunda banda tocó antes unas cinco mil
personas. Ya eran las seis de la tarde, el sol de los últimos días de verano se
estaba yendo a casa temprano. Estaban tocando grunge, un poco más rápido de lo normal. Casi punk. Sus canciones eran tan buenas que tuvieron que volver al
escenario. <<mi primer gran bis>> pensó Angus.
Al bajar una vez más del escenario, Angus vio a
Clara en el Backstage, la vio tal
cual era. Hermosa. Clara llevaba un vestido blanco y una flor blanca sobre su
largo cabello castaño. Al atardecer, con la luz del sol bajando y la adrenalina
de tocar ante tantas personas Angus sintió que tocaba el cielo. Si existía un
lugar feliz, un día feliz, un momento feliz, una circunstancia efímera que
pudiera prevalecer ante el paso de los años, era esta. Era ver a Clara de pie,
esperando a que el terminara sus últimos acordes, con las manos juntas en el
pecho buscando su corazón. Temía lo mismo que temía la madre de Angus, verlo
caer, verlo siendo atacado por tomates. Tomates
Se sentaron en uno de los improvisados sillones
hechos con pallets de madera. Hablaron de cosas sin sentido. Él quince, ella
dieciséis. Se tomaron de la mano. Él quince, ella dieciséis. Se quedaron sin
palabras. Él quince, ella dieciséis. Y juntaron sus labios, no fue más que eso,
no fue un beso apasionado de los que desvisten, fue un beso tierno, solo
poniendo a prueba las terminaciones nerviosas de la punta de los labios de cada
uno. El primer beso de ambos.
Sin decir una palabra estuvieron tomados de las
manos hasta que Angus tuvo que volver al escenario. Fue una hora y media de
felicidad en silencio. Angus tenía tanta energía que se puso sobre el escenario
con la pose digna de un guitarrista veterano. Era su banda.
Tomó el micrófono y lo único que dijo fue
<<Clara, te amo>> y comenzaron los tres golpes de baquetas. Todo
fue tan rápido que Angus no se dio cuenta como corría de un lado a otro en el
escenario. Hizo gala de todas las poses que a lo largo de los años había
aprendido, incluso una barrida de poder, como la que Jack Black hacía en Tenaciuos
D.
El niño prodigio. Sus compañeros de banda
bordeaban los treinta y seguramente no tendrían un futuro prometedor como él,
pero en ese minuto estaban tan drogados con música, que se sentían como Mercury en Live Aid
La banda bajó y tuvo que volver a subir, nadie
quería que se fueran <<Dos bis en un día>> pensó Angus. Terminaron
para dar paso a las bandas cabezas de cartel, eran cinco.
La banda más importante de las cabeza de cartel
era Zero12, una mezcla entre Rock&Roll
y rockabillie, tan alocados como
fuera posible, sus tenidas elegantes y sus zapatos de charol te hacían querer
imitarlos, sus rápidos ritmos y su imponente voz te hacían querer bailar. Eran
una marca registrada.
Angus y su ahora novia, Clara, estaban en la
parte trasera del escenario, cuando el guitarrista de Zero12 se les acercó.
—¿Tú eres el niño?
Angus solo movió la cabeza, sabía quién era el
que preguntaba y estaba tan nervioso como cuando intentaba hablarle a Clara.
—Amigo, estuviste… wow. ¿Cuántos años tienes?
Angus seguía sin hablar, porque la pregunta no le
había gustado, porque estaba junto a Clara. Y porque no le salían las palabras.
—Ya veo, un hombre de pocas palabras. Oye, ¿te
gustaría subir a tocar un par de canciones con nosotros?
No podía pedir más, aquel era el mejor día de su
vida, aquel día había alcanzado el Nirvana.
—Tomaré ese silencio raro como un sí. Me alegro
de que no fueras vocalista. Nos vemos prodigio.
Zero12 subió al escenario a la una de la mañana
del día domingo, dos canciones después, el vocalista, pedía que Angus subiera.
Angus estaba elegantemente vestido, su mamá le
había traído su mejor ropa para subir al escenario. Prometió que lo vería —mientras
le estrangulaba el brazo a su esposo por los nervios— y sin perder tiempo, se
puso a buscar entre la gente a ver quién estaba armado con peligrosos tomates. Tomates.
—Sube —dijo Clara dándole la mano— suerte.
—Te quiero. Hoy, mañana y siempre. Te quiero
Y sin dejar que ella respondiera, subió corriendo
al escenario. Al fin y al cabo, estaba más que seguro de lo que ella respondería.
—¡El niño prodigio! —gritó Zero, el
vocalista- ¿Qué puedes hacer para sorprendernos?
Uno de los tramoyas le tendió una guitarra a
Angus, él giró la guitarra, poniendo el mástil en su mano derecha.
—Estás nervioso niño. La guitarra va al otro
lado.
El público comenzó a reír, mientras su mamá y Clara
se apretaban el pecho por la angustia de que comenzaran a burlarse de él.
—Zero. Para ti solo existe el camino que te han
mostrado toda tu vida. Soy ambidiestro.
Y sin más, Angus comenzó a tocar la guitarra, al
revés. Todos los músicos lo acompañaron con la canción más famosa de Zero12,
tocada a la perfección, con la guitarra al revés y las cuerdas lógicamente
cambiadas de posición.
El público rugía, las cerca de quince mil
personas que atrajo la presencia de las bandas cabeza de cartel, veían a aquel
niño rockear. Durante tres canciones
y un solo, Angus fue el dueño del mundo. Se despidió con una reverencia. Y bajó
del escenario a los brazos de sus padres y Clara.
Al día siguiente, los periódicos hablaban del niño
prodigio; de cómo había sido uno de los puntos fuertes de The Last; de cómo había conseguido tocar en cuatro bandas en un
día.
De cómo había muerto en un trágico accidente al
volver a casa con sus padres.
Había nacido una leyenda.
D: desde que leí la primera linea supe que me rompería el corazón :'(
ResponderEliminarHola :B vengo a saludarte como el padre de Angus ;D cuando seas un Best Seller acuerdate de mi ahasgjas
ResponderEliminarKeep writting, I like what I Have read till' now.
(supongo que recibes muchas criticas positivas.... pero la mía esta en inglés :D )
Hola Javier, Gracias por leer y comentar tanto (eres el primero así que nunca te olvidaré), no sé cómo has llegado a ver este blog, pero realmente me alegro de que te gustara, para un autor desconocido es difícil encontrar lectores sin tener que amenazarlos a mano armada o secuestrando a sus mascotas. Espero (si continuas leyéndome) poder estar a la altura de tus expectativas. Un abrazo, saludos.
EliminarPD: mi primera critica positiva (y más encima en ingles XD).