lunes, 18 de enero de 2016

Relato - Welcome to Chile...




Welcome to Chile (si tienes las pelotas de venir…)

Hola posible turista interesado.  Mediante el presente escrito quiero invitarte a ti, sí, a ti. No es una broma. Como sé que en estos momento estás a punto de tener tus vacaciones (o si eres español estas sin trabajo). Y también sé que estas aburrido de una vida monótona y necesitas aventuras, te quiero invitar a mi querido país, Chile.

Así es, en estos momentos Chile necesita turistas, así que estamos haciendo todo lo posible para convencerte de que vengas, Chile es un país seguro… no tienes de que preocuparte. Pero, Chile no solo es un paisaje hermoso y modismos indescifrables, no, Chile es además el país pre-fin del mundo. 

¿Necesitas inspiración? Eres escritor, cineasta, guionista o un Youtuber muerto de hambre. Los volcanes Villarica, Calbuco y Chaiten hicieron erupción hace poco, y además de eso tenemos cientos de volcanes activos que podrían amenazar a la población en cualquier momento. Imagina tu novela en librerías, “El volcán asesino y el vampiro que me salvó”…  

También tenemos el lado B, un diluvio en el desierto más árido del mundo, tu novela podría ser un Best Seller, solo con la inspiración de esos dos acontecimientos y podrías saltar a la fama con “El hombre lobo depilado que me salvó del diluvio”, de seguro sería un éxito entre las adolescentes. 

Si eres fotógrafo y buscas desastres de proporciones, nuestro país se enorgullece en presentar el más moderno sistema de incendios del mundo, el “descuido”. Y bueno, si no tienes tiempo de esperar a que alguien la cague, simplemente puedes viajar al sur, a uno nuestros milenarios bosques de árboles nativos con especies en extinción e “involuntariamente” olvidar que dejaste tu fogata encendida junto a tu lata de gasolina. También puedes esperar a una de esas mágicas tormentas eléctricas que se ponen de moda cada cierto tiempo. 

Y eso no es absolutamente nada en comparación con la piedra angular de la acción en Chile. Los temblores. Acá llamamos temblor a cualquier cosita bajo siete grados Richter, así que no te sorprendas de que no le demos importancia. 

Los terremotos ya son cosas diferentes. Así que si vienes debes poner todas tus pertenencias de valor en un lugar donde al caer no se rompan, como dentro de la cama, por ejemplo. 

Los Tsunamis son menos frecuentes, pero más cabrones, como si el mismo Poseidón se preocupara de que el mar ganara territorio cada vez que una olita de quince metros sale del mar. Pero tú no te preocupes, solo pasa en las costas, y Chile solo las tiene de norte a sur. 

Además, si tienes un acento marcado, no intentes ocultarlo, las mujeres chilenas se derriten por cualquier acento que no sea flyte waxiturro, y bueno, si eres una mujer extranjera con ganas de conocer un guía turístico (sin ningún tipo de licencia, lo aclaro) ya sabes dónde encontrarme (1313). 

También, si te gustan estar al día con la farándula, tenemos los mejores circos del mundo, con shows nuevos cada semana y con cada día mas artistas destacados. 

Claro, tal vez necesites ayuda para traducir los chilenismos (weon, la wea, culiao, fome), pero para eso siempre está Google. 

Ahora, si no hablas español, pasas a ser gringo, no importa si eres o no eres estado unidense, pero si hablas cualquier cosa que no sea español, eres gringo y tendrás que arreglártelas solo al momento de la emergencia.
Así que te invito, ven a Chile, un país con gente amable y cariñosa. Podrás ver en primera fila lo solidarios que somos cuando cualquiera de los desastres naturales antes mencionados ocurre. Podrás apreciar, “como quieren en Chile al amigo cuando es forastero”, podrás tomarte Selfies arrancando de algún volcán o videos durante el terremoto. No te arrepentirás. 

Aaah, y casi lo olvidaba, 26 de nuestros museos tienen entrada liberada, digo, por si te cansas de tanta acción y decides ir a conocer más allá de lo que muestra la televisión.

Saluda atentamente
Guillermo Altamirano L
Guía turístico no oficial de medio tiempo
(Y violador sociópata de tiempo completo)

viernes, 8 de enero de 2016

Relato - El chaleco reflectante




Oír a su papá reclamar acerca de la nueva normativa impuesta en la ley de tránsito sobre tener que usar un chaleco reflectante al bajar del auto, le daba a Oliver una imagen de lo que sería la vida de todos. 

Por un momento, todos usarían ropa amarilla, todos brillarían con la luz de los focos del Escarabajo de su papá y seria como uno de esos video juegos donde todos los malos son radioactivos. 

La travesía fue gigantesca, primero debieron buscar por cielo, mar y tierra el dichoso chaleco, mientras su papá reclamaba que seguramente algún negocio habían hecho los senadores o diputados.

Encontraron el chaleco en la calle, un tipo con un paño los vendía como agua en el desierto, su papá dijo “cuesta un huevo y parte del otro”, y Oliver pensó que los huevos  no eran tan caros, que su papá estaba armando un berrinche.

Subieron al auto y lo dejaron sobre el tablero. Fue cosa de suerte. Dos cuadras abajo un carabinero los detuvo, y el hombre le exhibió la documentación del auto y con la palma abierta invitó al oficial a que metiera la nariz dentro de la cabina para cerciorarse de que efectivamente el chaleco estaba ahí.

El carabinero un poco molesto por la actitud del hombre, optó por pedirle que abriera el paquete y sacara el chaleco. 

—Lo siento señor, su chaleco no cumple con la norma, voy a tener que proceder a multarlo.

Los insistentes reclamos de su papá solo valieron para que el carabinero le ofreciera aumentar el número de multas o quedarse callado.

El hombre, chaleco en mano, volvió a reclamarle al vendedor que ya no estaba. Enfurecido siguió buscando un chaleco que cumpliera la norma vigente y al pasar por un basurero hizo el gesto de lanzarlo dentro, pero Oliver le gritó que no lo hiciera.

Le dio el chaleco al niño, quien debido a su baja estatura, al ponérselo le llegaba casi a las rodillas. Su padre había avanzado; Oliver tuvo que correr para poder alcanzarlo y el chaleco comenzó a flamear tras él. Por un segundo su chaleco dejo de ser un chaleco y pasó a ser una capa.

Había nacido un nuevo súper héroe; bajito y de anteojos, pero absolutamente lleno de súper poderes.