miércoles, 20 de julio de 2016

Relato - Mi perro con corbata.




Mi perro, Enemigo, es escapista
Siempre que puede se quita la identificación
Y corre libre por la vida como un gran artista
Pero a casa siempre vuelve a la hora de la colación.

Hace poco vi que tenía una garrapata,
Que se había mudado desde un chiguagua.
Enemigo se mordía y se mordía para quitarla de su pata.
Pero como no pudo hacerlo, le dije que había que había que meterse al agua.

Corrió y corrió de un lado a otro buscando la libertad
—¿Por qué tengo que bañarme?— ladraba
Mientras la garrapata los dientes le clavaba.
—Porque si no, las garrapatas te comerán como pato de navidad.

Luego de pelear arduamente, los humanos ganamos.
Lo metimos a la ducha y con shampoo lo bañamos.
—Que bien me siento, feliz y fresquito.
—Es porque ahora eres un perro que está limpiecito.

Se miró al espejo y pensó que estaba hermoso.
Lamentablemente, mientras arrancaba perdió su collar
—Oh, ahora si me pierdo nunca me van a encontrar.
Y recién ahí, se dio cuenta de que sería algo horroroso.

Preocupado, desde el armario saqué una corbata.
Le hice un nudo, le escribí su nombre y se la regalé
Estaba tan comentó que cuando vio a la garrapata,
Le ladró   —Sube. Si vas al patio, yo te llevaré.

Feliz salió al patio, mi perro con corbata.
Que prefiere rascarse y morderse la pata,
Que dejar a una garrapata en la calle,
porque su cuerpo para la garrapata, es como una casa en el valle.

Cuando he ido al patio a ver como estaba.
Enemigo en la tierra se revolcaba.
La garrapata de sus pelos se afirmaba,
Intentando montar al perro salvaje
Le grité —¡Entra a la ducha—. pero él me ladraba.
—Solo entraré, si para la corbata a juego tienes un traje.

Y esa es la historia de Enemigo
De sus malas juntas y sus amigos
De las duchas y de una garrapata.
De mi querido pitbull, mi perro con corbata.

viernes, 15 de julio de 2016

Relato - la batalla de las bandas



Tenía que subir este relato el miercoles, pero despues de todas las escusas baratas que pensé, me di cuenta que lo mejor era decir la verdad: Un dragon incendió mi laptop con su rashoh lasser. 
El proximo miercoles llegaré a tiempo (tal vez)

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La batalla de las bandas.



La competencia más grande del milenio se acercaba. Este año, The Devils competía para retener el título. Eran lo más grande del lado norte del tártaro, pero este año The Kronos se había llevado a su vocalista. Hades, el manager de la banda, sabía que debía conseguir un vocalista lo más rápido posible, que la batalla seria el día 31 a las 0:00, y no había rastro de nadie que mereciera la pena.
¿Llamaste a Bon Scott? –Preguntó Keith Moon-
Sí, se fue con Zeus, maldito traidor. Además, este milenio se viene fuerte, Zaus consiguió convencer a Sinatra y Mercury para que le hicieran los coros.
¿y a Jim Morrison?
Poseidón lo unió con Kurt Cobain. Y como si eso fuera poco, también fichó a John Bomham en la batería, Randy Rhoads  en la guitarra y Sed Viciuos y a Paul Gray en el bajo. De seguro se drogaran y destruirán la habitación del hotel. Malditos, si llegan a ganar me aseguraré de que Cerbero se los coma
Por el bajo no te preocupes, John y yo llevamos tocando dos vidas juntos, es el mejor.
Lo que me recuerda: John, debes dejar de patear los amplificadores¡ya no estás en The Who!  gritó Hades.
Tu no comprendes mi arte dijo John dejando su bajo junto al resto de su colección.
Keith Hades cambió su mirada hacia el baterista que hacia girar sus baquetas esperando tener una buena idea necesitamos un vocalista.
¿Qué tal el rey?
Presley este año será jurado, junto con Dio.

Keith maldecía el día que aceptó unirse a la banda de Hades, lo bueno es que estaba con su amigo de toda la vida, John Entwistle y esperaban a que Stevie Ray Vaugham llegara de los campos elíseos. Ellos tenían grandes posibilidades, pero sin un vocalista estaban perdidos. Como bromeando Hades comenzó a cantar pero enseguida John Entwistle lo amenazó con romperle una guitarra en la cabeza si no se callaba.
Lo he hecho antes, Hades. No me tientes, y consíguenos un vocalista.
¿Qué crees que intento hacer? —preguntó Hades golpeando la puerta a su espalda.
Hades salió de la sala de ensayo furioso,  subió a su auto y comenzó a hablar con su chofer.
Paul, necesito un vocalista para la batalla de las bandas o el estúpido Poseidón volverá a ganar.
¿No puede hacer que uno venga? Digo, necesitaba un chofer y aquí estoy.
No es tan fácil. No puedo solo traer a un humano para mi beneficio personal. Además, mis hermanos y los otros dioses se toman muy enserio esto. De hecho el idiota de Dionisio junto con Afrodita y Ares hicieron su propia banda, y creen que tienen una mínima posibilidad de ganar.
¿Y qué tal Ozzy? Digo, todos esperamos que se muera desde los 70´s.
Ozzy vive en el limbo, solo que a él, por sus servicios al inframundo, se le permitió quedarse con los humanos.
Tal vez un poco de música lo relaje señor.
Paul Walker, Su chofer, sintonizó 88.9 Spectral Rock. En la radio sonaba Born to raise Hell de Motorhead.
Aaah Suspiró Hades si solo Lemmy estuviera aquí…
Dicen que le quedan tres meses de vida señor.
¿Tres meses? —preguntó Hades, incrédulo.
Hades torpemente metió la mano a su bolsillo, y comenzó a buscar en su lista de contactos, J, k, L… Lemmy.
Lemmy, amigo mío, habla Hades.
Estaba durmiendo, llama más tarde, anoche tuve recital ¿Dónde habré puesto mi whisky?
Olvídate de eso. Me han dicho que te dieron tres largos meses en esa aburrida tierra de mortales.
Sí, bueno, son un buen par de conciertos. Si tengo suerte moriré sobre el escenario.
¿Qué tal si tengo una propuesta para ti, mi joven Lemmy?
Lo siento, Hades, debo volver a dormir —Lemmy sin pensarlo cortó el teléfono.
Hades no se dejó intimidar. Volvió a tomar su teléfono y marcó nuevamente.
¿Qué hora es? preguntó Lemmy.
Las diez y cuarto Respondió Hades.
Buena hora para otro cigarrillo.
Lemmy, no te hablo de venir a dar conferencias, te hablo de la batalla de las bandas, el evento más grande del milenio. Tocarás antes más de quinientos mil millones de almas.
¿Tienes whisky y cigarrillos?
Millones de botellas y cartones. Solo debes venir por tu voluntad, te ofrezco inmortalidad y una mansión en los campos Elíseos.
Con el whisky y el cigarro me habías convencido, Hades. ¿Cuándo me voy?
Ahora mismo.
De esa manera, The Devils, estaba lista para subir al escenario justo al cambio de año. Fue así. Lemmy Kilmister no murió, fue llamado por el mismísimo señor del inframundo. Larga vida al Rock


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miércoles, 6 de julio de 2016

Relato - Mi futuro



Ayer recaí en mi antiguo vicio del chocolate blanco, digo, no es que no pueda controlarlo, tal vez mañana lo deje, pero no creo que me dé la gana. La cosa es que con la jeringa en el brazo, comencé a pensar a cerca de mi vida, ¿Cómo acabarían mis días en este alocado mundo? Imagínate, no, no lo digo así (porque creo ser el único que lee este blog, así que de aquí en adelante le escribiré al memo del futuro) Imagina, memo del futuro, imagina por un segundo que llegaste a ser viejo, imagina que eres de esos viejos que pasean con su carro de supermercado a todos lados, de esos que prácticamente viven del carro. Podrías recoger cartón, pero creo que te vendría mejor mendigar un par de monedas, digo, con todos los golpes que la vida te dará, al menos tengas un miserable cuerpo que inspire a un par de transeúntes a otorgarte el privilegio de ser el ganador de la moneda que les sobró al comprar en el starbuck.
Lo peor es que por tu estúpida abstinencia, a la que creo que seguirás sometido, no iras a comprar una hermosa caja o bolsa de vino, sino que siguiendo tu estilo de vida esnop y arribista, comprarás una bolsa de café Juan Valdez de grano entero. Una vez que el guardia de mall te diga que debes salir y te pongas a evaluar mentalmente si es mejor hacer un escándalo y fingir un infarto y abuso de autoridad para que te permitan llevarte todos los cartones del estacionamiento, o ir tranquilamente hasta la salida, y ante la vista del guardia, quien espera pacientemente a que te vayas, comenzar a revisar que todos tus cachureos estén dentro del carro.
Arrastrarás el carro bajo la lluvia, el sol o la nieve. No lo necesitas para nada, dentro solo tienes unas cajas de cartón, la cabeza de un MaxSteel, un tarro de atún vacío, veintidós tazós pokemón, y una foto de la familia que abandonaste. Claro, toda tu ropa la llevas puesta, unos pantalones de tela, una camisa polo, un zapato café y uno negro, un sombrero que en algún momento tuvo hebilla, pero se la quitaste para que se viera más ad hoc, y un elegante Montgomery con manchas de pizza, de vino, de sangre, de tinta, de barro y de otras sustancias de muy dudosa procedencia, aunque lo peor de todo es que solo las manchas de tintas serán tuyas.
Afortunadamente la vida en las calles es un trabajo en equipo, así que tu compañero de cartón, ha conseguido traer dos ricos croissant y el perro, a quien llamaste Evaristo, ha conseguido traer un pedazo de pan y un hueso de pollo. No es que pienses en quitarle la comida al perro, pero si te alegra no tener que preocuparte por cocinarle algo para que él coma.
Espero que tu compañero de cartón tenga apellido Vergara, porque así le preguntarás día tras día si se le achica el apellido con el frio, a lo que el responderá enojándose o dejando de hablarte por un par de días, hasta que se dé cuenta que está realmente solo en el mundo y que necesita hablar contigo. Lo mismo que pensarás tú, probablemente.
Bueno, el vagabundo de apellido Vergara y tú, abrirán la bolsa donde está el café y lo contemplaran como si fuera un lingote de oro recién fundido. Tu amigo vagabundo te dará una palmadita en la espalda y comenzará a buscar cartones y palitos para encender el fuego.
Tú, por otra parte, comenzarás a buscar entre tu carro de supermercado el tarro de atún al que le pusiste un alambre para poder colgarlo de un fierrito sobre el fuego.
Ambos esperaran con ansias la ebullición del agua. Que hierba hasta el punto indicado. Molerás los granos de café con tu pañuelo, pañuelo que tiene muchas utilidades, pero ninguna es llevarlo hasta la nariz para que cumpla su trabajo, prefieres tener estalactitas antes que ensuciarlo. El pañuelo te recuerda que elegantemente tu padre usaba uno similar, tal vez no era de la misma tela ni del mismo color, pero usaba un pañuelo y con eso basta para que lo recuerdes. También lo usas sagradamente para moler tu café, y en los días en los que las cosas salen mal, en que no inspiras suficiente lastima, en que no consigues hacer que los de la tienda te permitan quedar debiendo míseros doscientos pesos, lo sacarás del bolsillo de tu Montgomery donde muchos años atrás portabas una chequera problemática, y olfatearás el exquisito olor de los granos molidos.
Recordarás los primeros cafés que bebiste con tu madre, quien lo mezclaba con Coca-Cola, y descaradamente hoy te dice que no bebas RedBull. Al día de hoy tu madre está viva, feliz y contenta, espero, de todo corazón, mi futuro yo, que en aquel momento aun esté viva, feliz y contenta. Todas las madres deberían ser eternas.
Una vez que el agua de tu tarro de atún alcance los noventa grados, verterás los granos molidos y esperarás lo suficiente como para comenzar a filtrar artesanalmente. Servirás el café para Vergara y para ti, claro, le guardarás un poco a Evaristo, pero necesitas que se enfrié un poco aunque él esté impaciente.
Tomarás tu improvisada taza con ambas manos albergando las palmas del intenso frio, y la acercarás a tu nariz para olfatear el sabor de tu vida pasada. Probablemente entre inhalación e inhalación recuerdes como te inspiraste aquel día que narraste tus desgracias futuras. Hoy.
Te llevarás la taza a la boca esperando no cortarte un labio con la lata afilada que dejaste en el borde. Sigues siendo flojo.
Tal vez en aquel momento alcanzarás la gloria, y te sientas bien por un par de tazas. Tal vez te indignes al ver que Vergara le está poniendo aguardiente a su taza, pero te reirás cuando caiga borracho bajo su cartón y Evaristo comience a lamerle la cara.
Aquel día también puedes sentirte miserable, no entraste al Forever27, al contrario, todo lo contrario, llegaste a ser viejo, aburrido y sin dejar de ser un esnop. Ya no serás popular, porque ser viejo es fácil, cualquier puede hacerlo, pero ser popular…
Y lo peor, en tu mente aún se hilan historias desde las más estúpidas a las más fantásticas. Historias que no puedes plasmar en ninguna parte porque no tienes un computador para vagabundos, y como evidencia tu Montgomery, has reventado tu pluma.

Cuando desperté de mi viaje chocolatoso me puse a pensar en mi vida inmediata, fui hasta la cafetera y me serví una pequeña taza de expreso. Evalué la posibilidad de entrar al Forever27, digo, aún estoy a tiempo, y creo que debería ponerme al día con las drogas duras, porque no creo que me dejen entrar si termino muriendo de diabetes.