Oír a
su papá reclamar acerca de la nueva normativa impuesta en la ley de tránsito
sobre tener que usar un chaleco reflectante al bajar del auto, le daba a Oliver
una imagen de lo que sería la vida de todos.
Por un
momento, todos usarían ropa amarilla, todos brillarían con la luz de los focos
del Escarabajo de su papá y seria como uno de esos video juegos donde todos los
malos son radioactivos.
La
travesía fue gigantesca, primero debieron buscar por cielo, mar y tierra el
dichoso chaleco, mientras su papá reclamaba que seguramente algún negocio
habían hecho los senadores o diputados.
Encontraron
el chaleco en la calle, un tipo con un paño los vendía como agua en el
desierto, su papá dijo “cuesta un huevo y parte del otro”, y Oliver pensó que
los huevos no eran tan caros, que su papá estaba armando un berrinche.
Subieron
al auto y lo dejaron sobre el tablero. Fue cosa de suerte. Dos cuadras abajo un
carabinero los detuvo, y el hombre le exhibió la documentación del auto y con
la palma abierta invitó al oficial a que metiera la nariz dentro de la cabina
para cerciorarse de que efectivamente el chaleco estaba ahí.
El
carabinero un poco molesto por la actitud del hombre, optó por pedirle que
abriera el paquete y sacara el chaleco.
—Lo
siento señor, su chaleco no cumple con la norma, voy a tener que proceder a
multarlo.
Los
insistentes reclamos de su papá solo valieron para que el carabinero le
ofreciera aumentar el número de multas o quedarse callado.
El
hombre, chaleco en mano, volvió a reclamarle al vendedor que ya no estaba.
Enfurecido siguió buscando un chaleco que cumpliera la norma vigente y al pasar
por un basurero hizo el gesto de lanzarlo dentro, pero Oliver le gritó que no
lo hiciera.
Le dio
el chaleco al niño, quien debido a su baja estatura, al ponérselo le llegaba
casi a las rodillas. Su padre había avanzado; Oliver tuvo que correr para poder
alcanzarlo y el chaleco comenzó a flamear tras él. Por un segundo su chaleco
dejo de ser un chaleco y pasó a ser una capa.
Había
nacido un nuevo súper héroe; bajito y de anteojos, pero absolutamente lleno de
súper poderes.
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